Los tiempos cambiaron para el sistema financiero global y Colombia no es la excepción. El número de compañías fintech viene creciendo de manera escalonada en los últimos años, llegando al 2022 con un promedio anual de crecimiento del 16%, según cifras de Colombia Fintech.
Y la morfología de esta nueva industria ya muestra patrones claros: son 9 sectores que impactan de manera directa la cotidianidad de los servicios financieros en el país:
Créditos digitales
- Pagos (transferencias, giros y desembolsos digitales)
- Finanzas empresariales (dentro de las cuales se encuentra el factoring)
Las compañías cripto y de blockchain (en su amplia gama, desde mecanismos de seguridad hasta medios transaccionales) y el PMF & wealhtech, continúan buscando nuevas formas de inversión de recursos, cada vez más innovadores, como modelos de crowdfunding, insurtech y neobancos.
En este panorama, las adecuaciones regulatorias son cada vez más estrictas.
Cada uno de estos sectores busca acercar los servicios financieros y esquemas de financiamiento a los ciudadanos tradicionalmente marginados, a partir de la innovación y esquemas basados en la tecnología.
El reto del movimiento fintech
Viene a profundizar de forma diferente en la economía y materializar la democratización del crédito y el acceso sostenible a recursos, deuda que no ha podido ser debidamente atendida por las entidades financieras.
Esta interrelación de las compañías fintech con las entidades financieras demandará discusiones en diferentes espacios, pero lo cierto es que a la fecha es mayor la integración y apoyo entre ellas, algo que en principio, de forma generalizada, fue considerado inaceptable.
El desafío del movimiento fintech es enorme y las perspectivas aún más.Y en ese marco, la innovación será la que realmente trazará los derroteros. Es por ello que un aspecto de suma sensibilidad que será necesario para crear cambios reales en la sociedad es la adecuada regulación de cada sector.
Por un lado, 𝘂𝗻𝗮 𝗿𝗲𝗴𝘂𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗲𝘅𝗰𝗲𝘀𝗶𝘃𝗮 𝗽𝗼𝗱𝗿𝗶́𝗮 𝗮𝗳𝗲𝗰𝘁𝗮𝗿 𝗻𝗲𝗴𝗮𝘁𝗶𝘃𝗮𝗺𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗲𝗹 𝗲𝗰𝗼𝘀𝗶𝘀𝘁𝗲𝗺𝗮 𝗳𝗶𝗻𝘁𝗲𝗰𝗵, al punto de no dejarlo crecer y hasta acelerar su pronta desaparición. Por el contrario, 𝘂𝗻𝗮 𝗿𝗲𝗴𝘂𝗹𝗮𝗰𝗶𝗼́𝗻 𝗹𝗮𝘅𝗮 𝗼 𝗶𝗻𝗲𝘅𝗶𝘀𝘁𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗽𝗼𝗱𝗿𝗶́𝗮 𝗴𝗲𝗻𝗲𝗿𝗮𝗿 𝘁𝗿𝗮𝘂𝗺𝗮𝘁𝗶𝘀𝗺𝗼𝘀 𝗮 𝘀𝘂𝘀 𝗼𝗯𝗷𝗲𝘁𝗶𝘃𝗼𝘀 y recargar los mismos en las entidades financieras tradicionales.
𝗟𝗮 𝗳𝗼́𝗿𝗺𝘂𝗹𝗮 𝗱𝗲 𝗲́𝘅𝗶𝘁𝗼 𝘀𝗲𝗿𝗶́𝗮 𝗲𝗹 𝗯𝗮𝗹𝗮𝗻𝗰𝗲 𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮𝘁𝗲́𝗴𝗶𝗰𝗼 𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗱𝗼𝘀 𝗽𝗮𝗿𝗮𝗱𝗶𝗴𝗺𝗮𝘀.
Diferentes esquemas de regulación de las fintech se encuentran en desarrollo, así como herramientas de vigilancia, pero ciertamente lo que no puede perderse de perspectiva es que hasta hoy contamos mayoritariamente con las mismas operaciones, ya sean de crédito, de pagos, de factoring, de ahorro o inversión, solo que a través de un canal diferente.
𝗖𝗼𝗻𝗰𝗹𝘂𝘀𝗶𝗼́𝗻:
Sin duda alguna, el movimiento fintech en Colombia, Latinoamérica y el mundo está generando cambios a pasos acelerados, incluso más rápido que los gobiernos y leyes. Esta oportunidad permitirá crear mecanismos de inclusión acordes con la realidad de los mercados globales, permitiéndoles a más emprendedores y a más pymes crecer al ritmo que necesitan. La inclusión financiera seguirá siendo nuestra bandera.